En la Delegación de Tlalpan ―al sur de la
Ciudad de México― en la población actualmente llamada Fuentes Brotantes se
encuentra un arroyo que la atraviesa. Es un lugar en donde los pobladores
nativos son fervorosos creyentes católicos.
A mitad del poblado, junto al arroyo, se
encuentra una piedra de dimensiones enormes, la piedra realmente es una roca,
pero los pobladores le han llamado siempre la piedra. Cada dos años, el 24 y el
31 de diciembre, la piedra desaparece y en su lugar aparece una tienda
miscelánea. Si alguna persona ingresa a comprar algo, la tienda se cierra y
nuevamente aparece la piedra encantada. Se dice, que en el interior de dicha
roca se encuentran cavernas que conducen a distintos destinos y han sido pocos
los que han logrado salir de allí, eligiendo la caverna correcta.
También se cuenta que allí es el refugio de
la Llorona, que sale por las noches a caminar por la orilla del arroyo y llega
hasta el pequeño lago que se encuentra en el poblado. En el islote se sienta en
las noches en espera de un enamorado; antes del amanecer se refugia en la
piedra encantada.
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