De la piedra han surgido diferentes
versiones, tanto de autoridades de la delegación Tlalpan como de los moradores
del lugar. Se dice entre los habitantes de los alrededores que en el bosque se
encontraba una zona de rituales, por ello la colocación de las piedras.
La figura grabada la han identificado como
Tláloc, dios de la lluvia, y su coincidencia radica en que, anteriormente, el
bosque era una zona de manantiales y el agua en la zona era abundante.
La piedra fue hallada a 20 metros de los
puestos de comida que se encuentran en el lugar. Cuentan que una mujer de la
zona de Cuicuilco estaba deprimida y al recargarse sobre la piedra clavo la mirada
y descubrió el rostro prehispánico que los moradores han tomado como propiedad
de la comunidad.
La pieza podría ser del año 1300.
Actualmente ya fue inventariada por el instituto y se empezaron los trabajos de
análisis.
La piedra ha permanecido durante décadas en
el lugar; inclusive, previo al descubrimiento, estaba cubierta de hierbas y fue
pintada con cal. Ahora, después de haber encontrado el grabado, ya se piensa
hasta en construirle un altar.
La responsabilidad del gobierno de Tlalpan
es hacerle un cerco para que la gente la pueda admirar. "Le pedimos al
INAH que saque la figura en madera para distinguirla, porque es necesario estar
muy cerca para identificarla".
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