5.- Pieza Arqueológica: Marcador de juego de pelota (4 Fotos)

Tal y como se constata en una fotografía en blanco y negro del Archivo Casasola, este marcador de juego se exhibía hacia 1930 en el extremo septentrional de la Plaza Hidalgo. Diez años más tarde seguía en el mismo lugar, aunque ahora sobre un pedestal de mampostería, según se observa en un par de imágenes de época publicadas por Cossío. A raíz de la remodelación del jardín en los años setenta, la escultura siguió un recorrido incierto, haciendo estancias sucesivas en un cuarto del edificio delegacional, una bodega del servicio de limpia, el jardín del Foro Cultural Coyoacanense, una sala para exposiciones temporales del Museo Nacional de Antropología y, por último, el jardín de la Casa Reyes Heroles. Allí hemos podido fotografiarlo y dibujar sus relieves con Fernando Carrizosa y Michelle De Anda gracias a la cortesía del señor Rubén Haro.

El tlachtemalácatl de Coyoacán fue tallado en un sólido basalto y mide 80 cm de diámetro máximo, en tanto que su abertura interna tiene 19 cm de diámetro. En ambas caras presenta bajorrelieves no del todo nítidos que han sido interpretados como cuatro coyotes por Everaert Dubernard o como un perro acompañado de una mariposa por Ramzy Barrois. Sin embargo, un examen visual minucioso y con distintas iluminaciones deja en claro que se trata de un individuo de sexo masculino, tendido hacia arriba y decapitado. Viste faldellín triangular, braguero y sandalias con taloneras, así como una nariguera tubular de piedras verdes (chalchiuhyacámitl), muñequeras y ajorcas bajo las rodillas. De manera reveladora, porta una insignia de mazorcas (cénmaitl) en la base de la espalda y parece sujetar otra con una de sus manos.
Todos éstos son buenos indicios de que el personaje sacrificado es el mismísimo Centéotl, el dios del maíz, o alguno de sus representantes terrenales. Lo anterior va en consonancia con las recientes propuestas del distinguido arqueólogo Eric Taladoire, quien relaciona al juego de pelota, más que con ritos astrales, con ceremonias agrícolas de extracción de corazón y decapitación, así como con el complejo simbólico lluvia-humedad-fertilidad. Baste con evocar en este breve espacio la lámina 27 del Códice Borbónico, donde Centéotl aparece jugando a la pelota con Ixtlilton, Cihuacóatl y Ehécatl-Quetzalcóatl, deidades adscritas al mencionado complejo.
Texto copiado de Arqueología Mexicana.



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