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La evolución de la vida en la Tierra siempre ha sido un tema de interés tanto para los expertos como para aquellos que no lo son. Esto es por la curiosidad de saber cómo vivieron nuestros antepasados, qué comían, en qué se transportaban, cómo desaparecieron algunas especies y cómo se han mantenido otras a lo largo de los años.
México es un mosaico de pinceladas geológicas que permiten conocer las distintas etapas por las que ha pasado nuestro planeta. A lo largo del país se pueden encontrar minerales y rocas que nos cuentan una historia y nos maravillan con su edad y sobre todo, por su belleza.
En el Museo de Geología de la UNAM es posible encontrar muchas de estas pinceladas. Ahí un lirio marino de 150 millones de años, un esqueleto de caballo de 10 mil años de antigüedad y un dinosaurio pico de pato de más de 65 millones de años pueden transportarnos a épocas inimaginables.
Este recinto nunca ha sido utilizado para otra función que no haya sido para la que fue creado: resguardar colecciones científicas, servir como sede de casi todas las sociedades científicas relacionadas con la Geología y ciencias afines, así como divulgar el conocimiento derivado de las Ciencias de la Tierra.
Un poco de historia
Hace 123 años, el profesor Don Antonio del Castillo concibió la idea de crear un Instituto Geológico Nacional que dependiera de la Secretaría de Fomento, Colonización e Industria. Esta petición finalmente fue aprobada y justo empezando el siglo XX, el presidente de la república en ese momento, Porfirio Díaz colocaba la primera piedra de lo que hoy es el Museo de Geología de la UNAM.
Más de un siglo ha transcurrido y sus paredes han sido testigo de la fundación de la Sociedad Geológica Mexicana, del X Congreso Geológico Internacional, de su cambio de nombre por el de Departamento de Exploraciones y Estudios Geológicos, y de su cambio a Instituto de Geología, dependiente de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Asimismo, en 1956 fue designado, primero como Museo de Mineralogía, Petrología y Paleontología y, posteriormente como Museo de Geología de la UNAM, denominación que hasta hoy conserva.
En las instalaciones del Museo se expuso Isauria, el primer dinosaurio encontrado, recolectado y restaurado en México por investigadores de la UNAM. Asimismo, participó en la celebración de los 450 años de la Universidad Nacional en 2003.
En la actualidad, el recinto mantiene las colecciones de Paleontología, de Minerales, de Rocas y de Meteoritos, además de otras didácticas y de investigación que han sido donadas por las familias de importantes coleccionistas o instituciones, cuyo desarrollo histórico ha propiciado que finalmente encuentren mejores condiciones de conservación en el Museo de Geología. Tal es el caso de las Colecciones Romero y Aranda, utilizadas como referencia en cursos de gemología, mineralogía y lapidaria (arte de pulir y cortar gemas).
De entrada, un mamut
Uno de los ejemplares de la Sala Principal y considerado un emblema del Museo de Geología, es la reconstrucción de un esqueleto fósil de un mamut compuesto por elementos de 12 ejemplares distintos encontrados en la Cuenca de México.
Originalmente se encontraba en el Museo del Chopo, pero en la década de los 60 fue desmontado y varias de las piezas que tenían en ese entonces se perdieron. Para principios de los 70 se volvió a montar en el Museo de Geología con otros elementos.
Esta primera sala cuenta con los ejemplares más espectaculares tanto paleontológicos, como minerales y de rocas de todo el Museo; en cada vitrina se observan múltiples ejemplares de cuarzo, azufre, minerales radiactivos, cristales de Naica y pirita, entre otros. Cada una de las piezas que se exhiben fue seleccionada por su belleza, color, textura, forma y tamaño.
Además de que es un espacio adornado con dos vitrales que cuentan historias de la minería: La máquina de extracción por fuerza hidráulica y Sistema de Bombas en una Mina Antigua, así como uno que muestra el interior de Wieliczka, la famosa mina polaca de sal.
En esta sala, resguardando las colecciones, se localiza la escultura del primer director del entonces Instituto Geológico Nacional, el ingeniero José Guadalupe Aguilera, quien junto al arquitecto Carlos Herrera López concibió al museo con las salas que ahora cuenta.
Fósiles y más fósiles
Reconstruir la historia de la vida en la Tierra, a través del descubrimiento y el registro de fósiles, es una de las funciones básicas de la Paleontología. Por lo que en la Sala de Paleontología del Museo de Geología se encuentran aquellas colecciones que muestran distintas etapas de la evolución de la vida. Los fósiles invertebrados y vertebrados exhibidos en las vitrinas provienen de México y de otras partes del mundo.
Las vitrinas que rodean la sala exhiben ejemplares donados cuando el entonces Instituto Geológico Nacional, hoy Museo de Geología, fue abierto, es decir, hace más de 100 años. Proceden sobre todo de lechos fosilíferos marinos, principalmente de Europa y de Norte América. Con ellos se puede conocer una secuencia evolutiva desde la era Paleozoica hasta la Cenozoica.
Otra parte de la exhibición está integrada por fósiles de vertebrados de gran tamaño, casi todos fueron encontrados en México. A excepción de un ictiosaurio (reptil pez) y un lirio marino de hace 150 millones de años que fueron traídos de Alemania y cuya importancia radica en que fueron descubiertos en lugares que en la actualidad ya no existen, comentó el M. en C. Luis Espinosa Arrubarrena, Director del Museo de Geología de la UNAM.
Minerales y metoritas
Los minerales se clasifican por su composición química en sulfuros, sulfosales, óxidos, hidróxidos, carbonatos. En la Sala de Minerales se exhibe una gran colección de minerales de plata y fluorita, de los cuales México es uno de los principales productores en el mundo. También se puede observar la halita o sal común, así como el Uranio y alrededor de 500 clases de minerales, como talco, cuarzo, calcita, esmeralda, rubí, ópalo, diamante, barita, azufre, fluorita, carbón y minerales de hierro y uranio.
En la Sala de Meteoritas se muestran ejemplares de meteoritas halladas en México y en distintas partes del mundo. Están integradas por materia sólida primitiva que dio origen a los planetas y fueron capturadas por la gravedad de la Tierra, además están compuestas de aleaciones de hierro-níquel, silicatos, sulfuros y otras fases minerales.
En esta sala se exhiben fragmentos del Meteorito de Allende, que cayó en febrero de 1969 cerca de Parral, Chihuahua y cuando fue analizado se encontró que estaba compuesto de agua, aminoácidos y nanodiamantes. Se calculó su edad en 4,559 millones de años, es decir, se formó antes que el Sol. Cabe destacar que es la roca más estudiada del mundo, pues es un pedazo de la nube molecular que dio origen al Sistema Solar.
Las rocas tienen memoria
Las rocas son el material que constituye la corteza terrestre. Esta, en su capa más gruesa, mide 80 kilómetros y en ella están todos los recursos que usamos. En las rocas también puede leerse la historia de la Tierra, se dice que tienen memoria porque si se calientan, son impactadas o enterradas, cada uno de estos procesos van a quedar grabados en ellas.
La forma, color y peso de las rocas dependen de sus componentes y del lugar en donde se enfrío, de su contacto con la atmósfera, la erosión, la presión o la temperatura. En la Sala de Rocas del Museo de Geología se encuentra una colección clasificada en tres grupos: sedimentarias, metamórficas e ígneas.
Además en esta sala pueden observarse rocas de la Sierra Madre Occidental, que es la manifestación de vulcanismo más severo del planeta y que se encuentra inactivo, así como de volcanes como el Xitle y del Paricutín.
Para el Museo de Geología se vislumbra un futuro en donde puedan realizarse importantes cambios museológicos, con el único fin de otorgar al visitante un mejor recorrido por la evolución de la vida en la Tierra. Además, será fundamental mostrar aquellas piezas paleontológicas, minerales y rocas que son un atracción para el público que acude al museo y también para los expertos y estudiosos de esta área de la ciencia.
Para más información:
El Museo de Geología se ubica en Jaime Torres Bodet #176, Col. Santa María La Ribera. Tel. 5547 3900 y 5547 3948. http://www.geologia.unam.mx
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