La historia de este edificio se remonta a
1603, año en el que se fundó el Colegio Dominico de Porta Coeli, el cual era un
prestigioso sitio que estaba dedicado a promover la formación de novicios del
convento de Santo Domingo; dicho sitio gozó de mucho reconocimiento durante en
la época colonial, debido a que fue el alma mater de destacados personajes, tal
como sucedió con Fray Servando Teresa de Mier, sobresaliente figura del México
de aquel entonces.
De este modo, debido al éxito y el
reconocimiento obtenidos durante un siglo aproximadamente, el templo del
Colegio Dominico de Porta Coeli abrió sus puertas en 1711, convirtiéndose en
uno de los sitios más representativos que existen en el actual Centro Histórico
de la Ciudad de México, cuya historia ha estado estrechamente involucrada con
el desarrollo político, social y cultural del nuestro país.
Hoy en día, este peculiar templo es el
único vestigio arquitectónico que se conserva del Colegio Dominico de Porta
Coeli, por lo que goza de mucha popularidad entre los turistas interesados en
conocer el pasado colonial de México. A su vez, este edificio religioso
sobresale porque en su interior se rinde culto a una réplica del famoso “Cristo
Negro” o “del Veneno”, imagen que guarda un estrecho vínculo con la historia de
un caballero envenenado: según se cuenta, Don Fermín de Andueza se salvó
milagrosamente luego de recibir los favores de este Cristo, el cual adquirió su
mote negro tras absorber el veneno que amenazaba la vida de este devoto
personaje.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario